Miércoles 26 de septiembre de 2012
Cherán, Michoacán.
La madrugada recuerda que estamos de fiesta, truenan cuetes y se escuchan pasos, la procesión con el San Francisquito que cambia de casa atraviesa las calles. Nosotros salimos temprano hacia la casa de George, hoy nos toca acompañarlo a él en su vida cotidiana. George participa en la radio en sus tiempos libres, estudia dos carreras, Ingeniería en Sistemas y para ser profesor. Sale temprano de su casa por que la escuela queda lejos, en el camino vemos pasar a la Ronda Forestal, van a subir al cerro a trabajar. Pasamos también al lado de unas de las camionetas que fueron quemadas el día 15 de abril cuando se levantó el pueblo. Allí quedó el esqueleto del carro, a manera de memorial, señal también del hartazgo de le comunidad. En ese tipo de transportes bajaban la madera los rapamontes, llegó un momento en que atravesaban el pueblo por sus calles principales completamente impunes, nadie les decía nada, pasaban armados a todas horas bajando troncos de árboles centenarios que en unos cuantos minutos tumbaban sin mayor remordimiento. Fue hasta que empezaron a talar al lado del ojo de agua que alimenta a toda la comunidad que la gente reaccionó, era ya demasiado descaro, además los malos empezaron a insultar y molestar a las mujeres, así que ese 15 de abril salieron a tocar las campanas para llamar al pueblo, esto tenía que terminar.
George pasa por ahí todas las mañanas, recuerda con esa imagen de oxido la resistencia de Cherán. Pasando la barricada que está a la salida hacia Uruapan la neblina lo cubre todo, apenas se logra ver a unos cuantos pasos al frente. “Así está siempre” comenta George, “ en invierno es peor, no puedes ver nada que este enfrente”. Es en verdad entrar a otra dimensión, parece que el tiempo se detiene en esa nube caída.
Por la tarde fuimos en busca del señor gallero, un día recorriendo las calles nos encontramos en el techo de una casa varias jaulas que en su interior tenían gallos de pelea y nos quedamos encantados, queríamos localizarlo y pedirle permiso para grabar. Así que llegamos a la casa y tocamos. Nos abre una pareja joven con un su hijita, el papá junto con el abuelo son quienes crían gallos. Nos invitan a pasar. “Ese gallo de ahí es gringuito, su papá lo trajeron desde Estados Unidos y ya lo cruzamos acá” nos cuenta. Solo uno de los que tiene ya lo pelearon, los demás están apenas preparándose. Acá en Cherán se organizan peleas de gallos, parece que a lo mejor para las fiestas patronales habrá, por ahí estarán ellos participando.
De regreso en nuestro camino damos con una mercería en donde están haciendo madejas de todos los colores que después se usarán en los vestidos, servilletas y manteles cuando las señoras los hilvanen en agujas y comiencen a bordar las telas, sucede a diario. En la plaza se pueden ver a las mujeres con puestos que a ratos van bordando. Los bordados son unas de las tantas artesanías típicas de Cherán, además de los rebosos y los juguetes de madera.
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